Madrid – Caracol –
05.01.12
Ya
profetizaban los mayas el fin del mundo este año bendito 2012, exactamente para
el 21 de diciembre (viernes, cómo no).
Antes de que el apocalipsis acontezca y el hecho luctuoso tome forma (la
defunción definitiva del Rock’n’Roll), estamos disfrutando de un invierno
gélido y del febrero más cabrón que se recuerda en décadas, dado lo poco que
sube el mercurio en los termómetros de antaño (los de ahora son digitales). A
falta de buenos conciertos internacionales (en estos dos meses solo han actuado
The Answer, Mastodon y unos disminuidos Thin Lizzy, sin Vivian Campbell a
bordo) gratos son los bolos de versiones (que proliferan como las setas, en eso
se ha convertido la escena musical) y el ansiado Rock estatal, que nos libra
del hambre en un tiempo de privación y continencia por una crisis de deuda
(caníbal) que nos engulle como Saturno devoraba a sus hijos. El primer bolo del
año para el que firma se saldó con un buen doblete a cargo de sendos conjuntos
curtidos en el Rocanrol callejero y un punto malencarado.
Caskärrabias volvieron
a dar sopas con honda en formato power-trío
(al que se añadía la violinista Maite Irigoyen en algunas tonadas),
satisfaciendo a la concurrencia con un trasiego intenso donde hornearon
pequeñas delicatessen de su reciente
criatura ‘Aldente’: bocados sólidos como ‘Érase una vez’ y ‘Déjate llevar’, y
un par de exquisitas versiones (Asfalto, ‘Juega tu carta’, y Antonio Flores,
‘No dudaría’, con la que cerraron), más las habituales ambrosías en forma de popurrí
y algún que otro himno, ‘Madrid’, dedicado a la capital áspera y doliente.
Por
su parte, los Stafas, cabezas de cartel a la postre, regalaron un cumplido
recital donde repasaron su último elepé más las habituales versiones que cocinan
Michel Molinera y compañía: ‘El progreso’ de Roberto Carlos y ‘Resistiré’ de un
dúo moña de cuyo nombre no quiero acordarme.
Fran Llorente
0 comentarios:
Publicar un comentario