Madrid – Palacio de
los Deportes – 30.12.11
Luter ofició
de artista invitado en el concierto de fin de año de Marea en Madrid. Bonito
detalle el del grupo navarro, que ha contado con dos bandas locales para abrir
sus conciertos en Madrid y en Barcelona (allí tocaron Pan de Higo). Estamos
acostumbrados a ver al “rockautor” madrileño en salas pequeñas, aunque Luter no
desaprovechó la ocasión de enganchar al público que iba llenando el Palacio de
los Deportes. Acompañado por Jandri, a la batería, y Fauno, al bajo, fue
desgranando temas de sus dos trabajos, entre ellos ‘Quitabien (Asustaviejas)’ y
‘En un zarzal’. Destaco estas canciones por el insólito gesto del frontman de Marea, Kutxi, que apoyó al
telonero al colaborar en la interpretación de estas canciones.
Javier del Valle
“La
vida a nadie se la dan/ pero a algunos se la regalan,/ repartieron mal el pan/ y
nos han roto las alas”. Tengo cuarenta y tres años y más de mil conciertos a
mis espaldas. He sentido la fuerza escénica de miles de grupos que como Marea han conseguido con su sinceridad
y sus buenas maneras que el Rocanrol sea mi verdadero hogar, un hogar donde
ondea la bandera del respeto y la credibilidad en lo que hago. Y esa es,
señoras y señores, mi filosofía de vida. Pasados cinco minutos de las diez de
la noche sonaban los acordes de ‘Bienvenido al secadero’, canción perteneciente
a la última “placa” de los navarros y que han bautizado con el merecido título
de ‘En mi hambre mando yo’. Fue entonces cuando el público, que llenó el
Palacio de los Deportes, destapó el tarro de la adrenalina acumulada durante
días (semanas diría yo) de una espera intensa para arropar con su aliento, su
presencia y sobre todo con su voz a los de Berriozar. Si un grupo es lo que es
su público Marea son grandes, muy grandes, “más grandes que la luz del día”.
Esta eufórica bienvenida se enlazó con otra delicatessen
también de su último trabajo titulada ‘La majada’ (Kutxi se había despojado ya
del poncho que llevaba puesto), y a la que siguieron ‘Duerme conmigo’ y ‘En tu
agujero’. Mikel Poza, autor del diseño de las calaveras que acompañan al grupo
en el escenario, se encargaría de “decorar” la actuación con sus grafitis
demostrando una vez más que la música y el arte (callejero) mantienen una
relación estable y duradera. “Muchas gracias, Madrid. Estáis más guapos que nunca”,
fueron las palabras con las que un siempre agradecido Kutxi nos presentaba
‘Canaleros’, canción que como otras muchas fue aliñada con el humo ficticio de
un cigarro electrónico. Luego acudirían a su obligada cita los temas
‘Petenera’, ‘Que se joda el viento’, ‘Manuela canta saetas’, ‘Las últimas habitaciones’
(minutos antes Kutxi fue “obsequiado” con un tanga lanzado por el público),
‘Corazón de mimbre’, ‘Ojalá me quieras libre’ (cantada junto a Luter) y ‘El día
que lluevan pianos’. Arroparon a Kutxi en el escenario los incombustibles
Eduardo Beaumont (“El Piñas”) al bajo, que cantó los temas ‘Con la camisa
rota’, ‘Alfileres’ y ‘Trasegando’, mientras el frontman se tomaba un merecido descanso, César Ramallo y David Díaz
(“Kolibrí”) a las guitarras y Alén Ayerdi a la batería, todos ellos flor y nata
instrumental que con su profesionalidad dan la consistencia y el empaque
necesario para que engrane a la perfección la maquinaria que mueve a los
navarros. ‘Ángeles del suelo’, ‘Ciudad de los gitanos’ cantada junto a Poncho K
(“por vuestros muertos y por los nuestros”), ‘Barniz’, ‘Sobran bueyes’, ‘La
rueca’, para la que Kutxi solicitó la vuelta al escenario de su compadre Luter,
y ‘Pedimento’ pusieron punto y seguido a una actuación que todavía guardaba en
la manga el clímax final de unos bises de
lujo. Kutxi nos presentó a todo el equipo que hace posible que Marea se suba al
escenario cada noche para luego descargar las omnipresentes ‘El perro verde’,
‘Como el viento de Poniente’ y la coreadísima ‘Marea’, canciones todas ellas
que el público sintió como suyas y que sirvieron para que, después de algo más
de dos horas y media de actuación, Marea cumpliera con el objetivo de presentar
en Madrid su último trabajo, de darnos un nostálgico paseo por lo más significativo
de su discografía, pero sobre todo para corroborar, una vez más, que el respeto
al Rocanrol y la credibilidad en lo que se hace se dan cita obligada en estos
cinco músicos. Aquella noche mágica, con las alas rotas de futuro, volvimos a
volar.
Amado
Storni
0 comentarios:
Publicar un comentario