Madrid – Hebe – 23.04.10
A riesgo de recordaros al desaparecido del mundillo musical Esteban Pérez, quien siempre mencionaba a “su chica” a la hora de escribir un artículo sobre un concierto, voy a dar un repaso a media familia (oportuno para la ocasión y el señor Oñate sabe por qué) para ayudarme a contaros lo que vivimos en la presentación de su nuevo disco, ‘Crisis y castigo’.
Como me dijo mi chica, con una sala llena de “público adulto contemporáneo”, Miguel y su banda arrancaron con cuatro temas del tirón, sin palabrería de por medio: ‘No puedo esperar’, ‘La torre de papel’, ‘Guiándome’ y ‘La señorita Depresión’. El grupo funciona, domina el escenario y llega el primer momento álgido de la noche con ‘El bar de Katie’. El respetable participa y se divierte como era de esperar.
Mi hermana, que ha cambiado París por el show de Oñate por culpa de un volcán, no echa de menos los Campos Elíseos mientras disfruta en Vallecas de una voz que también entra en erupción y nos salpica de satisfacción, que no de cenizas. Para ‘El diablo sobre ruedas’, uno de los grandes aciertos de este segundo CD en solitario de Oñate, sube al escenario Guny (bajista, ex Asfalto). Tras ‘A medias’, llega otro de los recuerdos a su época en Asfalto: ‘Más que una intención’, interpretada con algo de más pausa, nos eriza los vellos. En la emocionante ‘Sombra y sol’ quien sube como invitado es Carlos Vidal (ha grabado cuatro de los temas del disco).
El batallador incansable del Rock español no reposa ni interpretando ‘El reposo del guerrero’ y cuando llega ‘Crisis’ –de lo más acertado que se ha escrito/ compuesto en los últimos años del Rock patrio- me apetece pedir otra copa más para brindar por tamaño espectáculo que estoy disfrutando, como el batería, Jesús Utande (bajista) y el fino, elegante e inseparable guitarrista de Miguel, Javier Bermejo; sus sonrisas les delatan. La bluesera ‘La llave’ hace que mi cuñado se acuerde de los primeros Whitesnake y me haga un comentario sobre Oñate: “El Coverdale español”. Esto funciona y alguien debería arriesgar para que esta banda haga una gira por todo el país.
Luis Rico (Los Caimanes) sube a tocar la armónica en ‘Adivinos’. La fiesta sigue: ‘Esa camarera’, ‘El astuto’ y ‘Contradicción’ rematan este delicioso pastel, cuya guinda, como es lógico, son los bises: La esperadísima y siempre recibida por todo lo alto ‘La paz es verde’ hace que hasta mi tío (de la quinta de Miguel y que tuvo que tragar que su sobrino la pinchara en el tocadiscos cinco veces al día en su momento) eche humo con sus palmas. Cierra el gran recital ‘Pura filosofía’. Pues ya está; con el título de la canción me han hecho el remate de la crónica.
Jon Marin