Madrid – Heineken – 17.04.10
Ya en la entrada intuí que la afluencia de público no sería masiva y, por desgracia, así fue.
Corren malos tiempos para todo en general y nuestra música está entre ellas, y bandas como Centinela y Nocturnia, en este caso, han de pasar por el mal trago de ver escenas como esta. Por ese motivo quiero abrir esta crónica felicitando a los dos bandas por su profesionalidad y subir a ese escenario y darlo absolutamente todo como si la sala estuviera a reventar. Mil gracias.
20:00 h. y un escaso centenar de personas alimentaban las primeras filas del escenario para ver a Nocturnia. Al final del concierto se vio incrementada en un centenar más o menos. (Para contar cabezas siempre he sido muy negado.) Abrieron con el tema que da título a su tercer trabajo, ‘Días de ceniza’, y con una rabia contenida que enseguida trasmitieron a los presentes. Con un buen sonido, compacto y nítido a la vez, fueron abriendo su set list; curiosamente los primeros temas fueron los primeros del trabajo mencionado anteriormente. ‘De sol a sol’, todo un temazo que en directo cobra más vida, ‘Llantos de fuego’, ‘Sed de ambición’. Destacar la voz de César que, además de poseer un excelente registro, vende los temas con mucha pasión y fuerza. Otra baza importante en la banda es el otro César, al bajo y voces guturales, son sin lugar a dudas la parte más activa del grupo. Llegó ‘Espejismos’, ‘En busca del tiempo’, con un público que ya estaba entregado y que coreó los temas de los toledanos y que río los chistes de César -el vocalista-, que tuvo un lucha continua con su pie de micro. Se cerró su actuación con ‘En silencio’ haciendo cantar una vez más a los presentes. Buen “bolo” y nunca mejor dicho de los toledanos, una banda que fue caldeando el ambiente tema a tema y que sigue luchando por estar dentro del panorama nacional; desde luego que tienen armas suficientes para que disfrutes en sus conciertos.
21:15 h. y el escenario era ya de Centinela, su logo en todo alto, a ambos lados de las tablas dos paneles serigrafiados con la inicial de la banda…Y el comienzo de la intro que ya me cautivó, la banda sonora de la película ‘El último mohicano’ con la que aprovechó la banda para salir al escenario de uno en uno saludando a los asistentes, Miguel, Juan, Fernando, Javier y por último Cano… ¡Centinela! Rompieron el set list con uno de los temas que vienen encerrados en su último trabajo ‘Teoría de la fidelidad’: ‘Más fuertes’, y así precisamente es como está la banda si la comparamos con el anterior concierto que dieron en esta sala presentando su anterior disco ‘Claustrofobia’. Con un sonido más crudo, más directo y regado de líneas thrasher, dejó ya al público con la cabeza fuera de su sitio y no hubo descanso, ya que el siguiente fue ‘La sentencia’. Las guitarras de Fernando y Juan en su máxima potencia, que además se mostraron más firmes sobre las tablas en sus movimientos que la vez anterior, y es que la química y los bolos ya realizados están dotando a la maquinaria de Centinela de más fuerza, como ellos mismos dicen. Sería largo enumerar tema a tema las sensaciones recogidas ya que fueron un total de diecisiete canciones las que cayeron esa noche, pero la sorpresa para mí, y con mayúsculas, fue el corte ‘El sabio’, que viene encerrado en la primera obra de los albaceteños y que además fue dedicado a la memoria de Javier Gálvez. Si nos detenemos en el comportamiento de cada uno de los integrantes de la banda, es de elogiar a Mr. Cano, ¡qué grande!, no desfalleció ni un solo minuto durante la hora y media de concierto, desbordante su registro en todo momento y con feeling, directo al corazón. En ‘Dulce compasión’ demostró lo cambiante que puede llegar a ser su poder vocal. Es uno de los grandes del país. La sección rítmica, como siempre, sólida, formada por Miguel y Javier creando ese muro necesario para que los temas tomen la fuerza necesaria. Las guitarras ya mencionadas antes de Fernando y Juan estuvieron a gran altura, aunque hubo momentos que la guitarra de Fernando estuvo demasiado alta; salvo eso, ambos han ganado muchos enteros desde la última vez que los vi. Los bises… bueno, fue larga la cosa, se convirtieron en cinco por decirlo así. Cano amenazó con tocar dos, tres, ¡cuatro o cinco! Perdí la cuenta, ¡hasta el buen humor apareció! Una noche con Centinela es llegar a sentir lo que todos tenemos alojado en el corazón, nuestra música, el Heavy Metal. Además creo que esta formación todavía está por darnos muchas satisfacciones. Están, son y serán más fuertes y yo salí de allí lleno de Heavy Metal. ¡Centinela por siempre!
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