MURO
Madrid – Audio Rock –
08.10.11
Cuando
leas esto, Muro habrá tocado ya en el festival holandés Heavy Metal Maniacs junto a clásicos como Girlschool y Pegazus. Un
par de semanas antes, la formación madrileña quiso hacer un ensayo general de
lo que iba a ser su concierto sólo enfrente de allegados y conocidos, pero las
dichosas y putas redes sociales (invento del diablo) hicieron que la voz se
corriese y a las puertas de la sala –repleta hasta el punto de no poder moverte
para pedir una cerveza- vimos caras entristecidas de gente que tuvo que
marcharse mientras otros aconsejaban a sus amigos por teléfono: “Ni vengas, no
se puede pasar.” Sobre el escenario, Silver dijo: “Si lo llegamos a saber,
cobramos 20 euros.” Pues date por enterado, querido amigo: Sois una formación
clásica y de las más respetadas de este país, así que no es de extrañar que se
liase dicho tumulto ante el reclamo de un concierto gratis de Muro. Los+Mejores, de hecho, entramos por la
puerta falsa. (Gracias a Markitos y Esther.)
Vimos
y escuchamos un recital redondo de principio a fin, con unos músicos en
perfecto estado y más tablas que un barco vikingo, que comenzó con ‘Telón de
acero’, ‘Juicio final’, ‘Amos de la oscuridad’… y continuó, bomba tras bomba,
éxito tras éxito, con canciones grabadas a fuego en el historial de todos los
presentes: ‘Juega fuerte’, ‘Desengancha’…
El
sonido de la sala Audio Rock ha
mejorado desde la última vez que la visitamos y, contada la masificación sobre
la pista, entenderéis que no quedaba una fisura para rebote sonoro alguno. Así
que, con ese hormigón tan bien compactado, llegó una personal versión de
Rainbow (‘Kill the king’), ‘Traidor’ y, entre otros coreados trallazos, ‘Ciclón’,
dedicada a sus/ nuestros amigos del grupo homónimo, que tampoco faltaron a la
cita. El bis, para completar un total de diecisiete temas, lo ocuparon ‘Fast a
shark’ (Accept) y ‘Mirada asesina’. ¡Demoledor!
Silver,
entusiasmado y sabedor de haber dejado junto a sus compañeros el pabellón muy
alto, acabó arrojándose sobre el público. Todo perfecto hasta que se dio cuenta
de haber perdido en la caída su querido –y con gran valor sentimental- cinturón
de balas. No hubo rastro de él y estuvo toda la noche afectado por el robo
(porque alguien se lo tuvo que llevar escondido). Os lo cuento con total
fiabilidad pues luego estuvimos tomando copas con el cantante. Si lees esto y
quieres pasar de “hijo de puta” a “colega”, estamos a tu disposición para que
lo devuelvas. Haremos de correo y nunca desvelaremos tu identidad.
Jon Marin
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